sangre

lunes, 28 de octubre de 2013

EL MITO DEL CÓNDOR

Se cuenta que había una vez, en una comunidad cusqueña, un hombre que vivía con su hija, quien se encargaba de pastar a las ovejas, llamas y otros animales. Cuando de pronto, apareció un elegante joven, vestido con un traje negro, chalina blanca y sombrero negro. Este hombre visitaba a la mujercita todos los días, con quien acostumbraba jugar.
Un día empezaron a jugar a levantarse hacia arriba el uno al otro, intercambiando turnos. En una de esas, el joven alzó a la muchacha y de pronto se dio cuenta de que ella estaba volando; al darse cuenta ella de esto, notó que el joven también volaba: él se había convertido en cóndor.
El muchacho la tomó en sus brazos y se la llevó a un nicho ubicado en un barranco. Así pasaron los días, meses y años, hasta que ella tuvo un hijo de él.
La muchacha no podía dejar de llorar, lamentándose por la soledad de su padre, quien se había quedado en la comunidad. Hasta que de pronto, apareció un picaflor, quien le dijo que podía ir a avisarle al padre de ella su ubicación, para que la fuera a rescatar. Ella le promete al picaflor todas las lindas flores del jardín de su casa, si consigue ayudarla.
El picaflor buscó al padre y le contó el plan para el rescate de la mujercita: llevar un burro y dos sapos para iniciar su estrategia. Mientras el cóndor se comía al burro, el padre rescataba a su hija y a su nieto. El picaflor luego va donde el cóndor a contarle que ha ocurrido una desgracia: “Tu mujer y tu hijo se han convertido en sapos”, el cóndor fue rápidamente adonde se encontraban su mujer e hijo, y sólo encontró dos sapos. Ya no pudo hacer nada al respecto.
Desde entonces la mujer, su hijo, su padre y el picaflor, viven felices en la comunidad cusqueña.


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